jueves, noviembre 02, 2006

Anécdota extraña

Hace un buen tiempo terminé de leer "Los Hermanos Karamazov" de Dostoievski y en este libro hay un capítulo que llamó más mi anteción llamado El demonio. Es una conversación entre Iván Karamazov y el diablo, o su diablo, enrealidad su alucinación. ¿Por qué las personas tan inteligentes como yo (es broma) alucinamos?. Bueno, como no se me ocurre que escribir tomé denuevo mi libro y busqué esta anécdota muy cómica:
Una chica de Normandía, rubia, de unos veinte años, va a confesarse con un cura anciano. La joven es hermosa y tiene un cupero magnífico. Se arrodilla, dice un padrenuestro, confiesa en voz muy queda su pecado. El padre dice: "¿Cómo has podido volver a caer en el pecado, hija mía? ¡Y encima, con otro, Madre de Dios! ¿Hasta dónde vas a llegar? ¿No te da vergüenza?" y la joven, llorando, dice: "ah, mon père. Ça lui a fait tant de plaisir et a moi si peu de peine!...
Es el grito de la propia naturaleza y vale mucho más incluso que la inocencia. La absolvió, y ya me estaba yendo cuando escucho que el cura la cita para esa misma noche.
Tengan un buen fin de semana...

3 comentarios:

Andrés Pucci dijo...

Tipico cura...
Por eso soy agnostico

Beatriz Márquez dijo...

Bueno, tampoco tan típico, por lo mismo no puedo decir eso por experiencia propia. Ya si vos te confesaste, quizás hace 15 años atrás y te surtió una propuesta indecente en pleno confesionario contáme, desahogate! jaja... ¡Saludos!

Andrés Pucci dijo...

me confese una sola ves y hace 14 años el 5 de septiembre, con el padre juan, creo que el mismo con que vos te habras confesado alguna ves en el colegio catolico en el cual estudiaste; no tengo ningun trauma, ni tampoco problema que un cura o cualquier persona tenga "apetitos", pero que no digan ser castos, puros y tomar votos de castidad, por que al fin de cuenta son personas.