Hace un buen tiempo terminé de leer "Los Hermanos Karamazov" de Dostoievski y en este libro hay un capítulo que llamó más mi anteción llamado El demonio. Es una conversación entre Iván Karamazov y el diablo, o su diablo, enrealidad su alucinación. ¿Por qué las personas tan inteligentes como yo (es broma) alucinamos?. Bueno, como no se me ocurre que escribir tomé denuevo mi libro y busqué esta anécdota muy cómica:
Una chica de Normandía, rubia, de unos veinte años, va a confesarse con un cura anciano. La joven es hermosa y tiene un cupero magnífico. Se arrodilla, dice un padrenuestro, confiesa en voz muy queda su pecado. El padre dice: "¿Cómo has podido volver a caer en el pecado, hija mía? ¡Y encima, con otro, Madre de Dios! ¿Hasta dónde vas a llegar? ¿No te da vergüenza?" y la joven, llorando, dice: "ah, mon père. Ça lui a fait tant de plaisir et a moi si peu de peine!...
Es el grito de la propia naturaleza y vale mucho más incluso que la inocencia. La absolvió, y ya me estaba yendo cuando escucho que el cura la cita para esa misma noche.
Tengan un buen fin de semana...
jueves, noviembre 02, 2006
Anécdota extraña
Publicadas por Beatriz Márquez a la/s 3:49 p. m.
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3 comentarios:
Tipico cura...
Por eso soy agnostico
Bueno, tampoco tan típico, por lo mismo no puedo decir eso por experiencia propia. Ya si vos te confesaste, quizás hace 15 años atrás y te surtió una propuesta indecente en pleno confesionario contáme, desahogate! jaja... ¡Saludos!
me confese una sola ves y hace 14 años el 5 de septiembre, con el padre juan, creo que el mismo con que vos te habras confesado alguna ves en el colegio catolico en el cual estudiaste; no tengo ningun trauma, ni tampoco problema que un cura o cualquier persona tenga "apetitos", pero que no digan ser castos, puros y tomar votos de castidad, por que al fin de cuenta son personas.
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